Es el gran drama de nuestro país. Lo vemos cada día en la prensa, en la televisión, en nuestras ciudades. Cientos, miles de familias, que se ven de repente en la calle, sin la casa que llevaban años pagando y con una deuda de por vida con el banco. Es el drama de los desahucios.
N.R.
Desconozco si en la actualidad seguirá vigente aquella Ley que protegía a quienes por diferentes circunstancias se veía sin poder hacer frente a cualquier pago por estar en las listas del paro, era un decreto-ley firmado por el dictador que pese a todo, siempre se ponía de parte del ser más débil, cuestión esta que el actual presidente del estado se ha venido a ignorar y ha permitido que, en diferentes caso se hayan provocado más suicidios de lo normal ante la parición de su brazo ejecutor: La justicia. Quién en boca de un alto dirigente de ella ha venido a confesar públicamente su vergüenza por los hechos acaecidos en su tierra, creo que nadie del gobierno ha llegado a emularlo, pues de todos es sabido que de esa virtud está muy alejada de todos los miembros de su ejecutivo, únicamente inclinados, podríamos decir, que de rodillas hincadas en el suelo, ante el poder que actualmente Mariano Rajoy ha venido a provocar en la banca. Esa ex-edil socialista no se ha tirado por el balcón de su casa para no querer ver el embargo de la misma, han sido los canallescos recortes gubernativos y demasiada permisividad contemplada con la banca quién lo ha permitido mirando, como siempre, hacia otro lado. Solo esperamos a que algún día no muy lejano sean unos políticos arrepentidos de sus nefastas e interesadas acciones.
Y si digo interesadas, se por que lo digo; no es aceptable bajo ninguna lógica que una dirigente del peso de María Dolores de Cospedal pida por una parte mesura y austeridad, mientras por otra parte aprovecha su privilegiada situación para endosarle a su marido un cargo conseguido solo en base a su condición; por esa misma causa han sido imputados demasiados dirigentes del PP.
Y choca que sea Mariano Rajoy quién no llegara a asegurar a todos los españoles, que no habría ningún imputado en sus listas bajo la piel del toro español.
¿Será cosa de aconsejarla a nuestro Sr. Presidente una revisión oftalmológica?
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