Minusvalía, tullido, cojo, impedido, deforme, subnormal, discapacitado, anormal, etc., todas ellas palabras meramente despectivas que han afectado directamente a las personas que siendo idénticas al resto ha sido funcionando de diversas maneras, todos teníamos alguna distinción que nos destacaba entre los demás y que en nuestro interior nos ninguneaba ostensiblemente todas y cada una de las precedentes acepciones.
En la actualidad y aunque de manera un poco, todavía muy lenta, se va abriendo paso la palabra más respetuosa de DIVERSIDAD FUNCIONAL. El único inconveniente que se le puede achacar es la extensión de la expresión. Todos estamos más por utilizar una sola palabra por aquello las de siglas para evitar de esa manera tanta lentitud, con solo utilizar una nos resulta más que suficiente, claro está, eso es lo que impide la rápida extensión entre la sociedad a la cual pertenecemos, el uso ideal de una acepción que nos sitúa como a un igual entre el resto de la sociedad: DIVERSIDAD FUNCIONAL.
La actual acepción fue consensuada entre los propios afectados. No obstante creemos más prudente utilizarla mientras no acertemos a encontrar una definición directa como la que se podría denominar con una sola palabra. DIVERSIDAD FUNCIONAL nos iguala a todos y a pesar de las diferencias que siempre marcarán a un funcionamiento diverso, será la más adecuada para referirse a todos los que conformamos este colectivo.
Mientras no descubramos una mejor y más directa expresión, pensamos necesario que utilicemos esta acepción que poco a poco va siendo más conocida socialmente.
DIVERSIDAD FUNCIONAL
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