Maite lleva más de un
año pidiendo que se le conceda la compatibilidad para que su hija pueda recibir
asistencia
m. j. valero
Marina Pérez padece una lesión cerebral de
nacimiento. Con una minusvalía del 80% esta joven de 26 años, considerada
dependiente de grado II nivel 2, sólo cuenta con seis horas de atención al día. Es la jornada que, de lunes a viernes,
cumple en el Centro Ocupacional Terramar. A partir de las 16.00 horas Marina no
cuenta con ninguna otra atención especializada más que los mimos de su familia.
"Mi hija necesita ayuda las 24 horas. Es injusto que a efectos de la ley
solo se le considere dependiente siete horas al día. Yo no puedo seguir
así", lamenta Maite. Esta alicantina cuida de su hija y de su madre
también dependiente. "Mi madre tiene 81 años y padece Parkinson. Su
enfermedad no entiende de horarios, ni siquiera puede ir al baño sola",
asegura Maite. Vive en el barrio alicantino de Divina Pastora y cada noche deja
a sus tres hijas con su marido para ir a casa de su madre y que ésta pueda
dormir.
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