Hacia un frío intenso, gélido al decir de mis visitantes, algo parecido al día que hoy nos a amanecido.
Como estaba en la cama me encontraba muy calentito con la calefacción que allí gozaba y no podía pensar en como lo pasarían quienes diariamente venían a visitarme. Mis hijos y demás familiares lo hacían prácticamente todos los días, mis amigos y conocidos espaciaban más sus visitas. Estaba al abrigo y cuidado del hospital en donde me encontraba reponiéndome de un ictus que había padecido. No me podía, pues, hacerme una idea de lo que en la calle sucedía.
Y esto viene a cuento del pensamiento que ha viajado hacia un puñado de gente que como yo, somos dependientes, algunos diverso funcionales que es mi caso y tiene que ver con la hazaña emprendida por un puñado de arrojados valientes que han emprendido su viaje a pie a la hermana y vecina capital del Turia. Posiblemente les haya salido unos días muy diferentes al de hoy, cálidos, de soleada luminosidad y apacibles, soportables... pero el día de hoy me ha llevado el pensamiento a ellos, pues indudablemente nos ha salido un día mitad lluvioso (la noche anterior no paró de llover, no es que lo hiciera diluviando, pero si constante) mitad ventoso, de esos día que es mejor quedarse al calor del hogar, junto al brasero de la mesa camilla (en algunos casos), en otros quizás una estufa de gas o eléctrica por eso de los nuevos tiempos, pero nada de eso les acompaña a nuestros caminantes compañeros, ellos están a la intemperie, junto al día tal cual amanezca. Eso me hace pensar en lo valioso que resulta para nuestro colectivo, pues el esfuerzo lo hacen ellos, pero el beneficio que buscan, cuando todo saliera bien (que eso habrá que verlo) lo disfrutaremos todos y eso es de mucho agradecer (digo yo) el que lo hagan de esta forma desprendida, altruista, desinteresada, o es que haciéndolo por ellos cuando el beneficio es colectivo no resulta de un arrojo y valor solamente compensado con nuestro agradecimiento.
Es lo menos que nos cabe formular, decir que estamos muy contentos y orgullosos de esta proeza que bien podemos reconocerles. Después el resultado es totalmente aleatorio, como resultará de su denuncia en la visita que, sin duda alguna, algunos y en representación, aparte de hacer pasar los documentos traídos por el registro, podrían haber celebrado una audiencia con los responsables, perdón, los irresponsables que nos han procurado todo este descabellado asunto.
Veamos como nos ha resultado a todos nosotros este peregrinaje que dura desde que salieron de Villena y hasta su llegada a Valencia, al Palau de la Generalitat Valenciana.
Si nos lo permitís, queremos daros las gracias por todo lo que nos habéis dado, sobre todo la dignidad que está enaltecida por vuestro gesto. ¡Gracias!
¡Y hasta siempre, compañeros!
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